
En el mundo del marketing, existe una estrategia tan controvertida como efectiva: crear errores o situaciones polémicas de forma intencionada para generar visibilidad. Esta técnica, aunque arriesgada, ha sido utilizada con éxito por artistas, marcas y celebridades que buscan captar la atención del público a toda costa.
Un conocido representante de artistas me confesó que muchas agencias de publicidad diseñan contenidos virales con esta táctica. No hablamos de errores accidentales, sino de situaciones planificadas al detalle, como caídas en público, discusiones, faltas de respeto o cualquier acción que genere controversia. Su objetivo es claro: provocar una reacción emocional en la audiencia.
Pero la estrategia no termina ahí. Estas mismas agencias suelen reforzar el impacto inicial a través de redes sociales, publicando comentarios provocativos para avivar el debate y asegurarse de que el contenido alcance a más personas. Como dicen: “Da igual que hablen bien o mal, lo importante es que hablen”.
El precio de la polémica: valentía o imprudencia
Para poner en práctica este tipo de marketing, hace falta mucho coraje y, sobre todo, una mentalidad preparada para afrontar las críticas. Cuando decides exponerte de esta manera, tu imagen queda bajo escrutinio. Ya sea tu vida personal o tu inteligencia, todo puede ser cuestionado por el público.
Un ejemplo claro lo vemos en concursos de belleza o entrevistas a personajes famosos. A veces, cometen errores tan evidentes que nos hacen preguntarnos: ¿realmente fue un despiste o estaba planeado? En ocasiones, aparentar “ser menos listo” genera motivos de burla que terminan por viralizarse, haciendo crecer sus seguidores y aumentando su caché en eventos o campañas publicitarias.
Sin embargo, esto no está exento de riesgos. Cuando una estrategia se basa en un error o una polémica, es difícil controlar la narrativa. ¿Qué pasa si el error no genera el impacto deseado? ¿O si los comentarios negativos dañan tu reputación de manera irreversible? Cada uno debe valorar si está dispuesto a asumir el coste emocional y profesional de este tipo de maniobras.
Errores intencionados en la publicidad de productos
Las marcas también recurren a esta estrategia, especialmente cuando quieren lanzar una campaña fuerte para posicionar un producto en el mercado. Orquestar un error garrafal o una polémica puede hacer que el nombre del producto esté en boca de todos. Aunque no se incite directamente a la compra, el constante eco del nombre en redes y medios de comunicación crea curiosidad.
¿El resultado? Cuando los consumidores ven el producto en las tiendas, sienten una atracción inconsciente hacia él, simplemente porque lo reconocen. Es un juego psicológico respaldado por estudios de marketing que explotan nuestras debilidades, manipulando cómo procesamos la información y cómo reaccionamos a ella.
¿Y los escritores? ¿Serías capaz de cometer un error a propósito?
Esto me lleva a reflexionar: ¿hasta dónde sería capaz de llegar un escritor para promocionar su obra? Imaginemos un escenario: eres un autor reconocido y, durante una firma de libros, decides cometer un error intencionado, como dedicar mal un autógrafo a una figura importante, cometer una falta de ortografía evidente o incluso escribir algo polémico en la portada.
Si los medios de comunicación capturan este momento, el contenido podría volverse viral. El libro se mencionaría en todas partes y la curiosidad de los lectores aumentaría. Sin embargo, el riesgo es enorme. Podrías ser etiquetado como un autor descuidado o poco profesional, y tu trabajo quedaría en segundo plano frente al error.
Esto plantea una pregunta interesante: ¿es válido sacrificar tu reputación por ganar visibilidad? En casos de escritores anónimos o poco conocidos, un error podría pasar desapercibido o ser motivo de vergüenza, pero cuando se trata de alguien con cierto reconocimiento, el impacto es mucho mayor, para bien o para mal.
¿Es una estrategia válida?
Crear un error de marketing es un arma de doble filo. Por un lado, puede generar popularidad y dar un impulso a tu carrera o a un producto. Por otro, corres el riesgo de que te recuerden más por el error que por tu verdadero talento.
Esta técnica requiere preparación, planificación y, sobre todo, una evaluación honesta de los posibles beneficios y perjuicios. Nada garantiza el éxito, pero si funciona, puede cambiar las reglas del juego.
Mi propia reflexión
Pronto sacaré un nuevo libro y no puedo evitar preguntarme: ¿sería capaz de utilizar esta estrategia? ¿Podría cometer un error intencionado para generar publicidad? Ahora mismo, no lo sé. Quizá, si fuera por una buena causa, como apoyar a una organización benéfica, podría considerarlo.
Y vosotros, ¿lo haríais? ¿Arriesgaríais vuestra imagen por un poco de polémica?